Cuando observamos un frotis sanguíneo coloreado con alguna tinción del tipo Romanowsky debemos colocar una gota de aceite de inmersión y luego una laminilla. Con esto se logra una mejor observación de la morfología sanguínea, se preserva la preparación de posibles daños mecánicos al manipular el frotis, sobre todo de rayarlo con alguna parte del microscopio, pero principalmente para preservar los objetivos del microscopio.
El objetivo de 40X es el que se emplea para realizar el diferencial leucocitario y observar la morfología hemática. Sin embargo, es un objetivo “seco”, es decir, que no está diseñado para ser usado con aceite. Por ello, al someterse al contacto con el aceite, éste le penetra, dañándolo de manera irreparable.
Una mala costumbre, que muchas veces se justifica por “ahorrar una laminilla”, es la de agregar la gota de aceite directamente al frotis y, sin colocarle la laminilla, observar con el objetivo de 40X, dañándolo de manera permanente, el cual es justamente uno de los componentes más costosos del mismo.
Aunque es una labor sencilla, existen varios puntos que debemos tomar en cuenta para una adecuada observación del frotis sanguíneo
Buenas marcas de microscopios ofrecen objetivos de repuestos, pero en otras no queda más remedio que desechar el equipo completamente. Aunque muchas veces el microscopio es llevado a otras áreas del laboratorio como uroanálisis o coproanálisis, cuando lo que se debe hacer es repararlo o adquirir uno nuevo, ya que todos necesitamos un microscopio en óptimas condiciones.
¿A la larga qué es más caro, una laminilla o un microscopio?
Alfredo Gallardo Acevedo
27 de mayo de 2020
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