El año 2020 parecía no tener fin. Ha sido un año complicado para la humanidad, sobre todo para los que tienen una mala base económica, como sucede ampliamente en Latinoamérica, y en especial aquellos bajo regímenes dictatoriales.
La pandemia del COVID-19, si bien trajo muchos problemas para la humanidad, ha sido un año notable desde el punto de vista científico. Vale resaltar la secuenciación en tiempo récord del genoma del SARS-Cov2, gracias a lo cual se fabricaron las secuencias para detectar vía PCR en tiempo real, que hasta el día de hoy se mantiene como la metodología más confiable para realizar el diagnóstico del COVID-19. Pero como todo método, presenta sus limitaciones, sobre todo asociadas a una baja calidad de la muestra, un error en fase preanalítica ampliamente documentado, y causa de muchos falsos negativos.
Un nuevo virus, si, pero con un par de parientes de reciente entrada, el SARS-CoV-1 y MERS, lo cual permitió el increíble avance científico, al tener un punto de partida. Más de 55,500 artículos científicos publicados desde 01 enero hasta el 30 de noviembre indexados en PUBMED solamente (coronavirus covid-19). Todos ellos de acceso libre, sumado a las grandes inversiones económicas han permitido su financiación, hasta la creación de diversas vacunas, basadas en metodología clásicas y otras totalmente innovadoras, un puñado de ellas próximas a la administración al público, son el resultado más impactante y real.
Gracias a la pandemia, hemos tenido la experiencia de repasar y vivir en carne propia, lo que es una pandemia generada por un nuevo virus. Mucho se habla en la prensa ordinaria, y mal, generando más incertidumbre a una población estresada y encerrada en su casa. La causa es la falta de entendimiento del funcionamiento de la ciencia. Los periodistas se aturden por los resultados científicos que revelan ciertas incertidumbres, a veces contradictorios, lo cual solo se mejora al hacer más estudios y verificaciones, hasta llegar a unos resultados de amplia aplicación.
En el laboratorio seguimos desde nuestra trinchera la lucha contra la pandemia, exigiendo los implementos de seguridad mínima para cuidarnos nosotros, los pacientes e incluso a nuestros seres queridos, dotación para realizar PCR para contribuir al diagnóstico, kits de diagnóstico in vitro basados en anticuerpos como evidencia de infección pasada con fines epidemiológicos, así toda la batería de análisis para hacer el seguimiento al paciente COVID-19 positivo, y por supuesto para proveer un servicio de bioanálisis a todos los pacientes que lo necesiten.
Felices fiestas, soñando con un mejor 2021
Alfredo Gallardo Acevedo
02 de diciembre de 2020